Para que la toma de la temperatura corporal sea correcta, desde la farmacia podemos asesorar sobre los distintos tipos de termómetros existentes en el mercado y la forma de utilizar cada uno de ellos para obtener una lectura precisa.
Termómetros digitales – Suelen medir la temperatura de forma más rápida y precisa. Están dotados de una sonda flexible de plástico con un sensor de temperatura en un extremo y un indicador digital de fácil lectura en el otro. Son los mas recomendados y se pueden usar para mediciones de temperatura oral (en la boca), rectal (en el recto) y axilar (bajo el brazo).
Termómetros electrónicos de oído – Miden la temperatura timpánica (la temperatura en el interior del conducto auditivo). Aunque son rápidos, precisos y fáciles de usar en niños mayores, no resultan tan exactos como los digitales cuando se usan en bebés de menos tres meses.
Termómetros de tira plástica – (Pequeñas tiras plásticas que se adhieren sobre la frente), pueden indicar si se tiene fiebre, pero no son fiables a la hora de medir la temperatura exacta.
Termómetros para la frente – También pueden indicar si se tiene fiebre, pero no son tan precisos como los digitales que toman la temperatura oral o rectal.
Termómetros para chupar – Pueden parecer apropiados, pero son menos fiables que los que permiten una toma de temperatura rectal y no deben utilizarse en bebés menores de tres meses. Además, es necesario mantener el termómetro en la boca durante varios minutos, sin moverse. Algo casi imposible para la mayoría de los bebés y niños pequeños.
Termómetros de mercurio – Se usaban con frecuencia, pero la Academia Americana de Pediatría (AAP) aconseja no utilizarlos por miedo a una posible exposición al mercurio, que es una toxina ambiental. Por ese motivo se ordenó retirarlos del mercado y en sustitución se comercializaron los termómetros de galio, que no contaminan y funciona igual que los antiguos de mercurio.
El Farmacéutico, abril 2015