Todos creemos conocer los peligros de la radiación solar en la piel, pero ¿sabemos realmente cuales son los riesgos. Veamos unos datos:
– El 95% de los rayos que recibimos provienen de las radiaciones visibles e infrarrojas.
– El 90% del fotoenvejecimiento de la piel lo provocan las radiaciones solares.
– El 20% de los casos de cáncer de piel se deben a la radiación solar en invierno.
– El 80% del daño solar lo recibimos antes de los 18 años
Polypodium leucotomos via oral ha demostrado reducir el melasma un 59%.
A la hora de elegir la crema protectora nos fijamos en el factor protector; sin embargo, existe más información relevante para poder hacer una buena elección.
El SPF es la protección ante los rayos UVB, y el número indica los minutos de más que puede pasar una piel sin quemarse en comparación con una piel sin proteger.
Otras siglas que suelen aparecer son UVA, las cuales, si van dentro de un círculo, significa que la crema cumple con la recomendación europea.
Cuando vemos las siglas IR quiere decir que el producto incluye protección infrarroja, la radiación causante del fotoenvejecimiento. Recomendable para todos, imprescindible para pieles sensibles.
Un error que cometemos a menudo es pensar que si la crema es water resistant, la protección permanece invariable. Sin embargo debemos saber que se pierde un 30% del SPF en caso de bañarse; luego debemos renovar la aplicación después de cada chapuzón.
Un último aspecto al que solemos prestar menos atención son los ingredientes. Algunas cremas llevan filtros físicos como son el óxido de zinc o el dióxido de titanio, y otras utilizan filtros químicos, que son más polémicos. Aconsejamos evitar todas aquellas que lleven benzofenonas.
Ahora que conocemos los riesgos de la radiación solar y ya hemos elegido el producto protector que mejor se adecúa a nosotros, vayamos con la aplicación, ya que sólo el 2.5% de los españoles lo hace correctamente. Para conseguir el SPF que aparece en el envase debemos aplicar el equivalente al tamaño de una moneda de 2€ en la cara, y para el cuerpo, la cantidad ideal serían 30ml (el tamaño de una pelota de tenis). Y como hemos dicho anteriormente, renovar la aplicación cada vez que salgamos del agua o cada dos horas en caso de no bañarnos.
En cualquier caso, en la Farmacia Tamargo estaremos encantados de resolver sus dudas y de aconsejarles el producto idóneo.