La vitamina D asegura la mineralización de los huesos, los cartílagos y los dientes, contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario y al mantenimiento de una función muscular normal.
La vitamina D contribuye a una absorción y una utilización normales del calcio y el fósforo, y al mantenimiento de concentraciones normales de calcio en la sangre.
Junto con el calcio, ayuda a:
- Reducir la pérdida mineral ósea en las mujeres menopáusicas, factor de riesgo de fracturas relacionadas con la osteoporosis;
- Reducir el riesgo de caída asociado a la inestabilidad postural y a la debilidad muscular, factor de riesgo de fracturas en las personas mayores de 60 años,
- Mantener una función muscular normal y una buena salud dental.
También contribuye al funcionamiento normal del sistema inmunitario y está implicada en el proceso de división celular (Comisión Europea, 2016).
La ingesta de referencia
La vitamina D incluye principalmente al colecalciferol (vitamina D3) y el ergocalciferol (vitamina D2). La vitamina D3 es sintetizada por las células de la piel a partir de un derivado del colesterol bajo la acción de los rayos ultravioleta (UV) B o se ingiere con los alimentos de origen animal, mientras que la vitamina D2 es de origen vegetal. La vitamina D se transporta hacia el hígado, donde sufre una transformación química (hidroxilación) para ser almacenada en el organismo. Una segunda transformación (también por hidroxilación) se efectúa en el riñón para producir la forma activa de la vitamina D (HAS 2013).
La ingesta de referencia para la población de la vitamina D es la siguiente (ANSES 2016):
Las mujeres embarazadas o lactantes no se considera que tengan necesidades mayores de vitamina D.
Fuentes y aporte de vitamina D
La vitamina D es diferente de las demás vitaminas, porque su aporte está asegurado a la vez por la alimentación y por una producción por el organismo que resulta de la exposición al sol.
La síntesis de vitamina D por las células de la piel puede representar hasta el 80 % de los aportes en condiciones de exposición regular al sol.
El aporte complementario mediante una alimentación variada y equilibrada permite generalmente cubrir las necesidades de vitamina D. Sin embargo, en poblaciones que viven en regiones poco soleadas durante el periodo invernal o en personas de piel oscura, la alimentación constituye una parte más importante en el aporte de vitamina D (Biofarma).
Las principales fuentes alimentarias de vitamina D son el aceite de hígado de bacalao y el pescado graso. Los huevos y el queso también se mencionan a menudo. Esta vitamina resiste bien el calor y sigue presente en los alimentos cocinados.
ALIMENTOS | CONTENIDO EN VITAMINA D (µg/100g) |
Aceite de hígado de bacalao | 250 |
Arenque ahumado | 22 |
Fletán | 21,2 |
Queso de pasta blanda | 15 |
Sardina | 14 |
Huevo | 1,88 |
Queso blanco natural | 1,5 |
Carencia y exceso de vitamina D
Solo la determinación de la forma resultante de la primera transformación en el hígado, es decir, el calcifediol, permite valorar las reservas de vitamina D del organismo. Una concentración sanguínea de calcifediol inferior a 25 nmol/L revela un déficit grave de vitamina D.
Una carencia de vitamina D conduce:
- Al raquitismo en el niño
- A la osteomalacia (dolor óseo y muscular)
- A la osteoporosis en el adulto.
La intoxicación por vitamina D es rara, pero puede ser provocada por una complementación diaria a dosis demasiado elevadas. Esta intoxicación produce una hipercalcemia (concentración de calcio en la sangre anormalmente elevada), que puede caracterizarse por anorexia, náuseas, poliuria, estreñimiento, fatiga, pérdida de peso, cefalea, depresión, calcificaciones renales y vasculares, hipertensión y anemia.