La chlorella o clorela es una microalga que crece en agua dulce. Sin embargo, dicho nombre se refiere a todo un grupo de estos mencionados organismos que poseen esas características y se agrupan bajo el género de mismo nombre.
Esta alga es popularmente conocida por crecer en las paredes de los acuarios cuando los niveles de nitratos y fosfatos suben o cuando el sol incide de forma directa sobre el agua. Destaca por su intenso tono verde, que se debe a la alta concentración de clorofila que presenta. Asimismo, a este aspecto y a su reducido tamaño debe su nombre, compuesto por ‘chlor’ del griego chloros (verde), y ‘ella’ el sufijo diminutivo del latín.
Sin embargo, la chlorella presenta otras cualidades que la confirman como un superalimento apto para el consumo humano. Tiene un alto contenido en proteínas -más del doble que la ternera o el pollo-, con los nueve aminoácidos esenciales obtenibles sólo de la dieta; posee todas las vitaminas excepto la D, y es una fuente importante de vitamina B12 para vegetarianos y veganos; y contiene gran cantidad de minerales, destacando el hierro, el fósforo y el calcio. Además tiene un bajo contenido en grasa, de la cual una alta porción es el ácido linoleico -perteneciente al grupo de los omega 3-, y pigmentos carotenoides. No obstante, la propiedad más importante de la chlorella es su carácter detoxificante, siendo capaz de eliminar toxinas del hígado, la sangre y los intestinos.
Por otro lado, se considera que el consumo de chlorella de manera habitual actúa como un refuerzo del sistema inmune. Tanto es así, que en Japón, era consumida a mediados del siglo XX para evitar el contagio de enfermedades como la gripe o el resfriado.
La chlorella es uno de los organismos con mayor eficiencia fotosintética. Esto quiere decir que la conversión de la luz solar en energía que hace es muy alta, en torno al 8% en condiciones óptimas -cuatro veces más que la mayoría de algas y plantas. Además posee un alto porcentaje de lípidos y una tasa de crecimiento elevada. Por todo ello, la chlorella es utilizada hoy en día en el desarrollo de biocombustibles.
Desde tiempos antiguos, ha sido utilizada para alimentar al ganado, y en la actualidad forma parte de piensos para piscifactorías y acuarios.
Se trata de un potente regenerador celular, por lo que ha sido empleada desde hace más de 30 años en la elaboración de cosméticos. Asimismo, aporta nutrientes a la piel y potencia la producción de colágeno, aumentando su elasticidad y reduciendo su envejecimiento. Además, favorece la microcirculación, y evita la aparición de rojeces y manchas.
La chlorella ha tenido un largo recorrido, sus usos y aplicaciones son cada vez más y están más extendidos. A día de hoy, no cuesta mucho imaginar el día en el que la gente deje de considerar la chlorella un nuevo mercado en expansión, para ser la apuesta segura que tantos expertos han vaticinado.